El cliente es encontrado dormido de madrugada en el asiento del piloto de un vehículo turismo, sin más ocupantes, detenido en mitad de la carretera. La policía local le practica la prueba de alcoholemia con un aparato de muestreo, arrojando resultado positivo. Es detenido y conducido a la comisaría para practicar las prueba con alcoholímetro reglamentario no arrojando el mismo resultado por insuficiencia en la fuerza del aire expirado.

El cliente es la persona hallada en el vehículo y detenida, y su objetivo es la absolución frente a la acusación por un delito de conducción bajo influencia de bebidas alcohólicas y por un delito de negativa a realizar la prueba de alcoholemia.

En cuanto al primero de los delitos de los que es acusado: La falta de prueba del hecho de la conducción y la acreditación de que condujo el vehículo hasta el lugar otra persona, con cita específica de precedentes judiciales absolutorios por falta de prueba de la conducción. Subsidariamente la falta de prueba acreditativa de haber superado la tasa de alcohol y la no influencia del alcohol en la conducción.

En cuanto al segundo de los delitos: La inexistencia del deber de sometertese a las pruebas por quien no es conductor del vehículo. Subsidiariamente, tanto la incapacidad física para practicar la prueba como la incapacidad para entender las advertencias sobre las consecuencias a la negativa de someterse a las mismas.